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Cada persona que se convierte en adicto tiene diferentes razones para hacerlo así, pero cuando usted mira a los centenares de estas situaciones, los elementos comunes se hacen más evidentes. Cada familia que lucha con la adicción de un ser querido puede no darse cuenta de que ellos tienen un montón de compañía. Millones de familias se están encontrando en la misma situación.

¿Así que quién sufre por la adicción? Es la misma persona adicta, la familia a su alrededor, el empleador, la comunidad. Pero, de hecho, los hijos de los adictos pueden ser los que más sufran a causa de la adicción.

La experiencia de un niño con la adicción de uno de sus padres

Cuando un padre se convierte en adicto, los niños no pueden hacer nada. Como la adicción socava la capacidad de los padres para cuidar a sus hijos, el mundo de los hijos comenzará a desmoronarse a su alrededor. No importa qué droga sea la que el padre o padres estén consumiendo – alcohol, opiáceos recetados, heroína, cocaína, benzodiacepinas como Xanax o Valium o cualquiera de varios otros – a medida que la adicción crece, el carácter y el comportamiento de la persona adicta comienzan a deteriorarse.

El primer síntoma de adicción, en el mundo de un niño, probablemente será la ausencia. La atención de los padres comienza a girar hacia la obtención y el consumo de las drogas que sienten que son tan necesarias. No tendrá tiempo para jugar con los niños y escuchar las divertidas historias y canciones que el niño ofrece. Los eventos en los que el niño participa, como recitales, y reuniones con los maestros, pueden pasarse por alto. Incluso cuando el padre esté en casa, sólo estará a medias allí.

Según las cosas empeoran, es probable que haya algún abuso. Palabras duras o el dorso de una mano pueden ser la respuesta a las peticiones de los niños. El niño afortunado es aquel cuyo padre desaparece de la casa. El desafortunado puede convertirse en el blanco de la frustración y de la ira de los padres.

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Es común que una persona adicta se despierte en la mañana pensando acerca de donde va a obtener las drogas de ese día, o preocupado acerca de si tienen o no suficientes pastillas para conseguir pasar a través del día. Su preocupación no será acerca de cómo va a disfrutar el día con sus hijos. Padres adictos confiesan cómo traicionaron a sus hijos una y otra vez – prometiéndoles asistir a las fiestas de cumpleaños, a los juegos del equipo deportivo o por Navidad – pero no apareciendo. O confiesan que se juraron a ellos mismos que nunca más consumirían esas pastillas o que no beberían de nuevo – pero la adicción mostró ser más fuerte que su voluntad y al día siguiente se odiaban a sí mismos por emborracharse o drogarse otra vez. El dinero que debería haber sido dedicado al bienestar de sus hijos fue a las drogas o al alcohol.

Si un padre va a la cárcel, la traición se vuelve más profunda. Él (o ella) ni siquiera puede estar presente en la vida del niño. La carga pasa al padre o madre que permanecer sin tomar drogas o alcohol, a otros miembros de la familia o incluso al estado para que encuentre una casa de acogida para este niño.

Al final de este camino largo y desesperado de la adicción, los niños pueden sufrir un trauma tal que ellos mismos pueden llegar a tomar drogas o alcohol para mitigar el dolor. Algunos niños no sobreviven la prueba.

Encontrar una solución eficaz

No es de extrañar, entonces, que los familiares que ven a uno de sus miembros luchar con la adicción se preocupen por los niños involucrados en esta situación. Esta es una preocupación acertada. Sobre todo cuando los niños son pequeños, cada día cuenta. Un servicio de rehabilitación efectivo es esencial. No uno que le de más drogas y mantenga al padre dependiendo de otra sustancia. Y no uno que haga que una persona se sienta impotente a la hora conseguir tomar el control de esa adicción. Sino uno que estabilice a una persona, de forma duradera y firme, con las habilidades necesarias para la vida, y así llevar, a partir de entonces, un camino sin alcohol ni drogas.

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Miles de familias que han encontrado que otros servicios de rehabilitación no son satisfactorios, han elegido el programa de rehabilitación de drogas Narconon el cual proporciona la respuesta duradera que buscaban. Y en este programa de rehabilitación, las familias vieron que sus seres queridos aprendieron a superar las ansias que les llevaron a encontrar y usar drogas todos los días. Según avanzaban iban mejorando sus percepciones, dejando atrás esa turbia e incorrecta visión de la vida que resulta del consumo extenso de drogas.

En tan sólo de tres a cinco meses para la mayoría de la gente, los padres pueden recuperar la capacidad para cuidar de sus hijos – no sólo cuidar de su vivienda y de su educación, sino cuidar de ellos con todo su corazón. Los padres que completan el programa Narconon han declarado que fueron capaces de reparar sus relaciones con sus hijos y sus familias, una vez que han rehabilitado sus habilidades para la vida. No sólo aprendieron a mantenerse sin consumir drogas, sino que también consiguieron las herramientas que necesitaban para restablecer sus relaciones de cariño con la familia y los niños.

Una mujer que había pasado veinte años siendo adicta a las drogas de receta médica describió su nueva relación con el hijo que desde hacía tiempo había dejado de hablar con ella. Después de que ella recuperase la sobriedad a través del programa de recuperación de drogas Narconon, dijo: “Ahora hablo con mi hijo todas las semanas. Me llamó hace unos meses para pedirme asesoramiento en sus finanzas y en sus relaciones. Le pregunté ‘¿Sabes con quién estás hablando? no estás hablando con tu padre’. Él dijo: ‘Lo sé, tú eres la mejor persona a la que acudir para este tipo de asesoramiento’. Fue entonces cuando supe realmente que verdaderamente había curado mi relación con mi hijo.”

Cuando ve a un padre luchando con la adicción y sabe que sus hijos también están sufriendo, al igual que ellos, póngase en contacto con Narconon para averiguar cómo puede reemplazar ese sufrimiento por una vida productiva y agradable. Llame hoy al 1-800-775-8750. Si llama desde fuera de los Estados Unidos, por favor llame al 1-323-962-2404.

Ver también:
• ¿Quién sufre por la adicción? Parte 2: Niños que se vuelven adictos
• ¿Quién sufre por la adicción? Parte 3: Maridos y Esposas
• ¿Quién sufre por la adicción? Parte 4: Empleados y Empleadores