La historia de adicción a la cocaína de Matt
En aquel momento Matt tenía 35 años, tenía tres hijos, una esposa y una adicción al crack de cocaína. Comenzó a beber en la escuela secundaria, un hábito que pronto se salió de control. Después de la graduación, añadió la cocaína a la mezcla. Él tiene un buen trabajo, pero luego empezó a necesitar más dinero, así que comenzó a robarle a la compañía y fue despedido. La ruptura de su relación familiar le envió más abajo en la espiral, y comenzó a beber en los bares hasta la hora de cierre y a la mañana siguiente usaba cocaína para despertarse para ir a trabajar.
En medio de sus crecientes problemas de salud, se encontró con otra consumidora de cocaína y alcohol y se casó. A medida que fueron llegando sus tres hijos, ellos trataron de mantener separada la crianza de los niños del abuso de drogas y alcohol, pero no tuvieron mucho éxito. Cuando la esposa de Matt desapareció, su mundo se derrumbó. Perdió a sus hijos, pero ni aun este evento despertó en Matt la necesidad de lograr la sobriedad.
Cuando todo en su vida parecía destrozado—finanzas, relaciones, familia, todas sus posesiones—finalmente se enfrentó al hecho de que necesitaba ayuda. Se sorprendió cuando los amigos ofrecieron ayudarlo a llegar a un centro de rehabilitación Narconon en Texas.
La recuperación no fue un camino fácil, pero él se reconstruyó a sí mismo como hombre, y también restauró su relación con Dios. Se quedó en ese centro Narconon para ayudar a otros a recuperarse y finalmente recuperó a sus hijos también. “Sé que no soy un adicto en recuperación, yo soy un adicto recuperado”, dijo. “Sé que si sólo continuo asumiendo responsabilidad por mí y por los demás, voy a estar bien.”