Metanfetamina
Patrones de abuso
El abuso de la metanfetamina tiene tres patrones: baja intensidad, orgía y alta intensidad.
El abuso de baja intensidad describe al usuario que no está psicológicamente adicto a la droga pero que casualmente usa metanfetamina ingiriéndola o inhalándola. Los abusadores de orgía y de alta intensidad están psicológicamente adictos y prefieren fumar o inyectarse la metanfetamina para lograr una euforia más rápida y más fuerte. Los abusadores de orgía usan la metanfetamina más que los de intensidad baja pero menos que los de alta ntensidad.
Abuso de metanfetamina de baja intensidad
Los abusadores de baja intensidad tragan o inhalan la metanfetamina, usándola de la misma manera que mucha gente usa la cafeína o la nicotina. Los abusadores de baja intensidad quieren la estimulación extra que la metanfetamina provee para que puedan estar despiertos suficiente tiempo para terminar una tarea o un trabajo, o quieren el efecto supresor del apetito para perder peso. Estas personas con frecuencia tienen sus trabajos, mantienen sus familias, y en términos generales funcionan normamente. Puede incluir personas tales como conductores de camiones que están tratando de llegar a su destino, trabajadores que tratan de mantenerse despiertos hasta el fin de unas horas extra, y amas de casa que tratan de matener una casa limpia y ser madre y esposa perfecta.
Apesar de que un oficial de la policía muy probablemente no encuentre abusadores de baja intensidad, estos individuos están a un paso de convertirse en abusadores de orgía. Ellos ya conocen el efecto estimulante que les provee la metanfetamina ingiriéndo o aspirándo la droga, pero no han sentido la emoción eufórica asociada con fumaerla o inyectársela y no han encotrado etapas claramente definidas de abuso.
Abuso de orgía de la metanfetamina
Abusadores de orgía fuman o se inyectan metanfetamina y sienten emociones eufóricas que son psicológicamente adictivas.
[highlighter color=”blue-vibrant” ]Euforia[/highlighter] – La euforia es la respuesta inicial que siente el abusador cuando fuma o se inyecta la metanfetamina y es el aspecto de la droga que los abusadores de baja intensidad no sienten cuando inhalan o ingieren la droga, Durante la euforia, el latido del corazón del usuario aumenta y el metabolismo, la presión sanguínea y el pulso se elevan. Mientras tanto, el abusador puede experimentar sentimientos comparables a diez orgasmos. A differencia de la euforia que se siente con cocaína crack, que dura aproximadamente de 2 a 5 minutos, la euforia de la metanfetamina puede continuar durante 5 a 30 minutos.
La razón para la euforia de la metanfetamina es que la droga, cuando se fuma o se inyecta, estimula la glándula adrenal para liberar una hormona llamada epinefrina (adrenalina), que pone al cuerpo en actitud de batalla, “pelee o váyase”. Además, la sensación física que la euforia le da al usuario, muy probablemente resulta de la explosión de dopamina en el centro de placer del cerebro.
[highlighter color=”orange-vibrant” ]Traba[/highlighter] – La traba sigue a la euforia, algunas veces se le llama “nota”. Durante la traba, el abusador con frecuencia se siente agresivamente más inteligente y se pone a discutir fácilmente, a menudo interrumpiendo a otros y terminado las oraciones de los demás. La traba puede durar de 4 a 16 horas.
[highlighter color=”green-vibrant” ]Orgía[/highlighter] – La orgía es la continuación de la traba. El abusador mantiene la traba fumando o inyectándose más metanfetamina. Cada vez que el abusador fuma o se inyecta más de la droga, siente una emoción eufórica menor a la emoción inicial hasta que, finalmente, no hay emoción no hay traba. Durante el festín, el abusador se pone súper activo mental y físicamente. El desafuero puede durar de 3 a 15 días.
[highlighter color=”purple-vibrant” ]Ajuste[/highlighter] – El ajuste [tweaking], a veces llamado “psicosis anfetamínica”, ocurre al final de la orgía cuando nada que haga el abusador le quita la sensación de vacío y de disforia, incluyendo tomar más metanfetamina. El ajuste es muy incómodo y el abusador frecuentemente toma depresivos para suavizar las malas sensaciones. El depresivo más popular es el alcohol, con la heroína seguida muy de cerca. El ajuste es el estado más peligroso del ciclo de abuso de la metanfetamina para los oficiales de la policía y para otros individuos que se hallan cerca al abusador. Si el abusador está usando alcohol para suavizar el desasosiego, la amenaza a los oficiales de la ley se intensifica. Durante este estado los oficiales de la policía deben identificar claramente los peligros que yacen bajo la situación y evitar el asumir que el “tweaker” [el ajustador] es simplemente un borracho con el ego hinchado.
[highlighter color=”pink-vibrant” ]Caída[/highlighter] – Para un abusador de orgía, la caída significa una cantidad incríble de sueño. La epinefrina del cuerpo se ha agotado, y el cuerpo usa la caída para reponer sus provisiones. Inclusive el abusador más violento se pone casi muerto durante la caída y no representa una amenaza para nadie. La caída puede durar de 1 a 3 días.
[highlighter color=”yellow-vibrant” ]Normal[/highlighter] – Después de la caída, el abusador regresa a normal… un estado que es ligeramente deteriorado del estado normal antes de que usara metanfetaminas. Este paso generalmente dura de 2 a 14 días. Sin embargo, conforme la frecuencia de los festines aumenta, la duración del paso normal disminuye.
[highlighter color=”red-vibrant” ]Retirada[/highlighter] (síndrome de abstinencia, mono, monki) – Ningún, síntoma agudo, inmediato de aflicción física se evidencia con la retirada de la metanfetamina, una etapa a la que el abusador puede entrar lentamente. Generalmente deben pasar de 30 a 90 días después del último uso de la droga, antes de que el abusador se de cuenta de que está en retirada. Primero, sin realmente darse cuenta, el abusador se deprime y pierde la habilidad de sentir placer. El individuo se pone letárgico, no tiene energía. Luego el antojo por más metanfetamina ataca, y el abusador con frecuencia se pone en actitud suicida. Si el abusador, sin embargo consume más metanfetaminas durante la retirada, las sensaciones desagradables desaparecerán. Consecuentemente, los promedios de éxito para los programas de rehabilitación tradicionales de las metanfetaminas son muy bajos. El 93% de los que hacen el tratamiento tradicional regresan al abuso de las metanfetaminas.
Abuso de las metanfetaminas de alta intensidad
Los abusadores de alta intensidad son los adictos, a menudo llamados locos de speed [peed freaks]. Su existencia total se enfoca en prevenir la caída, y buscan esa emoción perfecta, esquiva… la emoción eufórica que habían sentido cuando empezaron a fumar o a inyectarse la metanfetamina.
Con el abusador de alta intensidad, cada emoción sucesiva se vuelve menos y menos eufórica, y se requiere más metanfetamina para lograrla. Cada traba no alcanza a ser tan alta como la anterior. Durante cada orgía subsiguiente, el abusador necesita más y más metanfetamina, más frecuentemente, para lograr una traba que no es tan buena como la traba que él quiere o recuerda.
El “ajuste” para el abusador de alta intensidad es aún el momento más peligroso de confrontarlo porque los que están pasando por el ajuste son extremadamente difíciles de predecir y de temperamento muy volátil. De la caída se habla generalmente en términos de “yo nunca duermo”, o “duermo con un ojo abierto”. Haciendo un esfuerzo para parecer normales, quizá debido a una cita con un doctor, un abogado, o un oficial de los tribunales, los abusadores de alta intensidad hacen un esfuerzo para tomar ciestas cortas; de otro modo no ven razón alguna para bajar de la traba.
Ajustadores o “Tweakers” peligrosos
Un abusador de la metanfetamina es sumamente peligroso cuando está pasando a través del “ajuste”. El hecho de que un oficial de la policía confronte al “tweaker” lo hace más peligroso, no simplemente para el oficial que está en la escena, sino también para todos los que están a su alrededor. Cuando está pasando a través del “ajuste”, es probable que el abusador no haya dormido durante 3 a 15 días y consecuentemente estará extremadamente sensitivo. El “tweaker” tiene ganas de más metanfetaminas, pero ninguna dosis le va a ayudar a re-crear la traba eufórica. El resultado es un sentimiento fuerte de frustración fuera de control que hace al “ajustador” peligroso y difícil de predecir.
Si un oficial de la policía que esté presente, no está familiarizado con las manifestaciones físicas de un “tweaker”, el abusador puede lucir normal. De hecho, a diferencia de una persona intoxicada con alcohol que tiene los ojos vidriosos, que arrastra las palabras, y que tiene inclusive dificultad para estar de pie, un ajustador luce súper exageradamente mejor que normal. Los ojos del “tweaker” se ven claros, su habla es concisa, y sus movimientos llenos de vida. Al mirar más de cerca al “tweaker”, los oficiales de la policía notarán que los ojos del ajustador se mueven como diez veces más rápido de lo normal y se pueden enrollar. Habla con una voz generalmente rápida y firme con un ligero estremecimiento y sus movimientos son rápidos y espasmódicos. Los movimientos del individuo son genralmente exagerados porque él está sobre estimulado y su pensamiento está disperso y sujeto a ilusiones paranóicas.
El “ajustador” no necesita provocación para reaccionar violentamente, sin embargo, la confrontación aumenta las posibilidades de una reacción violenta. Los agentes de la policía deberían considerar el potencial para la violencia cuando determinen que el sospechoso esté pasando a través del ajuste. Por ejemplo, las historias clínicas revelan que los ajustadores reaccionan negativamente al ver un uniforme de la policía. La confrontación entre el ajustador y el agente de la policía a menudo resulta en un asalto verbal o físico contra el agente.
Aparte de la confrontación, nadie sabe a ciencia cierta qué es lo que hace que el “tweaker” sea irracional y violento. Un “tweaker” existe en su propio mundo, viendo y escuchando cosas que nadie más puede percivir. Sus alucinaciones son tan vívidas que parecen reales. Lo que los policías dicen y hacen entra a la realidad alterada del abusador, y si se le activa la paranoia, los policías se ven como una amenaza para la vida del “ajustador”.
Es durante el estado de “tweaker” que pueden ocurrir situaciones de rehenes. Si el abusador se siente acorralado, sin medios de escape, es posibe que el “tweaker” agarre un rehén, a menudo un comopañero de trabajo, un pariente, o un policía. En casos extremos, el “tweaker” puede asaltar físicamente al rehén.
Si el tweaker ha escogido aliviar su malestar con alcohol, se convierte en un “tweaker” deshinibido, haciendo que el razonamiento con él, o inclusive identificarlo como “tweaker” sea más difícil. Las manifestaciones físicas de un “tweaker” se vuelven nublosas a un observador cuando el “tweaker” usa alcohol. Las funciones motrices y de habla, por ejemplo, se dañan, pero no al nivel de una persona que solamente usa alcohol. El movimiento rápido del ojo y la lengua rápida de un “tweaker” pueden en realidad desacelerarse a una velocidad aparentemente normal. Sin embargo, hay dos maneras de identificar a un “tweaker” que está usando alcohol:
- 1. Primero, los individuos que se puedan acercar suficiente para ver los ojos del “tweaker” debe buscar una mirada de nistagmo horizontal. Este fenómeno ocurre cuando el abusador de la metanfetamina, que a la vez está usando alcohol, mira del rabo del ojo, y sus ojos saltan para allá y para acá.
- 2. Segundo, si se abren líneas de comunicación con el “tweaker”, pregúntele al “tweaker” si está usando metanfetamina, y luego pregúntele si también está tomando alcohol.
Si tiene un olor fuerte a alcohol, pero no existen señales de borrachera, uno debe errar hacia tomar precaución y acercarse a la persona como si fuera un “tweaker” que está usando alcohol, en vez de asumir que la persona es inofensiva. Porque los “tweakers” que usan alcohol generalmente no piensan en las consecuencias de sus acciones, una situación que puede llevar rápidamente a la violencia.
¿Hay algunos problemas que puedan ocurrir de la adicción a la metanfetamina?
Con respecto a disputas domésticas, las ciudades a lo largo y ancho de los Estados Unidos reportan porcentajes elevados de incidentes de violencia doméstica asociada con le uso de la metanfetamina. Las disputas domésticas, generalmente vistas como situaciones peligrosas para la policía, se intensifican cuando está involucrado un “tweaker” debido a la falta de predicción del individuo.
Muchas violaciones y accidentes de vehículos automotrices pueden también involucrar a “tweakers”. En medio de la paranoia y la alucinación, los “tweaker” pueden decidir viajar en sus automóviles. Su estado iluso hace que las formas y las sombras que se mueven se vean más amenazantes, y es muy probable que aumenten su velocidad y muestren patrones de conducción erráticos como un esfuerzo para evadir las imágenes. Una amenaza adicional para ellos mismos y para la sociedad puede proceder de la tendencia del “tweaker” a armarse para su seguridad personal. Entrevistas con abusadores de metanfetamina han corfirmado que estos individuos con frecuencia mantienen armas en sus automóviles, al igual que en sus residencias.
Los “tweakers” también pueden estar presentes en orgías o en fiestas. Además, los “tweakers”, para mantener su vicio, a menudo participan en crímenes que resultan del momento, tales como arrancar una cartera, robos de mano dura, asaltos a mano armada, robos residenciales y robo de vehículos automotores.
La metanfetamina está ampliamente disponible y se riega rápidamente por todos los Estados Unidos. A diferencia de los abusadores en los años 60 y 70, los abusadores de hoy en día van más allá de las fronteras de etnia y de género. La metanfetamina es psicológicamente adictiva durante la orgía y durante patrones de abuso de alta intensidad, en los que los usuarios se ponen paranóicos y difíciles de predecir.
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