El Cerebro y la Capacidad de Pensar
No es muy conocido que el abuso de heroína daña el cerebro del consumidor. Un estudio del 2007 señaló que “la desintegración cerebral se hace evidente muy pronto después del inicio crónico del consumo de heroína”. El daño cerebral también se deriva de sobredosis no mortales y lesiones en la cabeza que son más probables de ocurrir en personas incapacitadas por las drogas (especialmente politoxicómanos). Las demás lesiones son a causa de la falta de oxígeno al cerebro, debido a esas sobredosis o lesiones y comúnmente, están presentes en adictos a la heroína de largo plazo.
Un estudio de la Universidad de Edimburgo realizó autopsias a los cerebros de 34 abusadores de opiáceos (que usaban heroína o metadona). Ninguno de ellos tenía antecedentes de lesiones en la cabeza. Pero los cerebros mostraron daño cerebral similar a las primeras etapas de la enfermedad de Alzheimer. La edad media de esos consumidores de drogas era de 26 años.
Hay muchos otros estudios que muestran que el daño cerebral y deterioro a causa del consumo de heroína inyectada o fumada, incluyendo el deterioro del cerebro a un estado esponjoso, resultan en debilidad general, ataques espásticos y temblor de manos permanente.
La privación de oxígeno a causa de una sobredosis de opiáceos a la que se sobrevive también puede causar el deterioro cognitivo. La investigación muestra que, incluso cuando una persona se inyecta heroína en cantidades demasiado bajas para causar una sobredosis, esto tiende a causar una breve caída (de cinco a treinta minutos) en los niveles de oxígeno en la sangre que son suficientes para causar daño al cerebro y a otros órganos después de consumos repetidos.
La apnea del sueño (respiración que se inicia y se detiene durante el sueño en varias ocasiones) que sufren algunos adictos a la heroína puede contribuir aún más a la falta de oxígeno que llega al cerebro.
Riñones
Este es otro tipo de lesión que no es bien conocido. El abuso de heroína se ha asociado con altos niveles de proteína en la orina, una condición que puede conducir a la insuficiencia renal. Se cree que la causa son las bacterias o contaminantes virales en la heroína, o las toxinas de las sustancias utilizadas para diluir la droga. También se considera como posible factor la presencia de la hepatitis C o el VIH en algunos pacientes que abusan de drogas.
Cuando una persona cae en estado comatoso después de una sobredosis no fatal de heroína, los músculos que experimentaron el peso inmóvil del cuerpo pueden comenzar a descomponerse. Esto se llama rabdomiolisis (necrosis muscular). Las sustancias químicas liberadas por esta ruptura son destructivas para los riñones. La recuperación por lo general requiere de diálisis y puede ser necesario un trasplante de riñón.
Intestinos
La heroína y otros opiáceos reducen la acción de los músculos en los intestinos, por lo que el estreñimiento es un problema constante. Esto puede dar lugar a las hemorroides, fisuras anales o daños en el recto que pueden requerir cirugía.
Los adictos a la heroína están íntimamente familiarizados con este problema y con la ruptura que puede ocurrir cuando los movimientos intestinales se detienen. Algunos consumidores se abstienen de usar la droga cada pocos días, sólo para que sus cuerpos activen la diarrea que es típica durante la abstinencia. De esta manera, evitan las retenciones que se acumulan de diez días a dos semanas entre movimientos intestinales.
La heroína también amenaza la vida de la persona debido al contagio de enfermedades mortales, por crear condiciones adecuadas para la gangrena, impulso al suicidio, y otros efectos. Esos efectos se tratarán en la última sección de este informe.
Referencias:
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