¿Qué partes del cuerpo pueden ser severamente dañados por el abuso de analgésicos?
Los pulmones: Los opiáceos y otros fármacos similares suprimen la capacidad del cuerpo para respirar interfiriendo así, con la función normal de los pulmones. De ahí, la investigación médica descubrió que el abuso de opiáceos se asocia con un mayor riesgo de neumonía.
La inhalación de analgésicos, como en el caso de un opiáceo como la oxicodona o la hidrocodona, se fuman, también da lugar a la acumulación de fluidos en los pulmones, según un artículo del British Medical Journal. El resultado puede ser la falta de aire para el adicto a esas drogas.
El sistema gastrointestinal: Los opiáceos son muy bien conocidos por causar estreñimiento, incluso en su dosis normal. El abuso de analgésicos significa que la persona esta consumiendo una cantidad mucho mas grande de la droga de lo que el médico le ha recomendado. El abuso de analgésicos a largo plazo significa que muchos de los consumidores dependen de laxantes para mover los intestinos o corren el riesgo de causar daño al ano (desgarros dolorosos llamados fisuras) o al esfínter.
Existe un síndrome, además, que sufren las personas que abusan de opiáceos. De acuerdo con la Fundación Internacional para los Trastornos Gastrointestinales Funcionales, una persona que abusa de narcóticos puede sufrir del “síndrome de intestino narcótico” o SIN. Este trastorno es una consecuencia de la ralentización de la función intestinal. Los síntomas incluyen náuseas, distensión abdominal, dolor abdominal, vómitos, y, por supuesto, estreñimiento.
Cuando una persona recibe opiáceos para el tratamiento del dolor estomacal o abdominal como resultado de lesiones o de cáncer, estos medicamentos pueden hacer que los nervios estén más sensibles y empeorar el dolor en lugar de mejorarlo. El paciente sufre un dolor del tipo cólico severo. El mismo problema puede ocurrir cuando una persona está abusando de uno de estos medicamentos.
El hígado: Toda droga se descompone y es procesada por el hígado. El hígado está por lo tanto fuertemente estresado por el abuso de analgésicos y va a almacenar las toxinas del proceso de descomposición. Pero los resultados más significativos de daño hepático son las del paracetamol que se incluye en muchas de las fórmulas de estos fármacos. Los medicamentos comunes como Vicodin, Lortab y Percocet tienen altas dosis de acetaminofén. Cuando se abusa de estas pastillas, niveles muy altos de acetaminofén pueden causar insuficiencia hepática.
Algunas personas que abusan de estos fármacos procesan las pastillas a través de una técnica de lavado que se supone elimina la mayoría del acetaminofén. Muchas personas omiten este paso y abusan de las píldoras en sus formas originales.
En el 2011, la Administración de Alimentos y Medicamentos (Food and Drugs Administration – FDA) limitó la cantidad de acetaminofén contenido en un analgésico opiáceo a 325 mg por píldora en un esfuerzo por salvar las vidas de algunas personas que estaban abusando de estas drogas. Uno de los empleados de la FDA, comentó: “La sobredosis con el uso de diferentes drogas de prescripción que contienen paracetamol resultaron ser casi la mitad de todos los casos de insuficiencia hepática relacionada con el acetaminofén en Norteamérica, muchos de los cuales resultaron en trasplante de hígado o en la muerte.”
Aun así, muchas personas que abusan de estos fármacos toman mucho más de lo recomendado. Nada menos que 50.000 personas llegan a las salas de emergencia cada año como resultado de ello, y más de 200 mueren.
Los músculos y los riñones: Si una persona abusa de analgésicos hasta el punto de caer en un estado comatoso, puede sufrir una lesión grave y potencialmente mortal que no tiene nada que ver directamente con el efecto de la supresión de la respiración por estas drogas. Puede presentarse una condición llamada “rabdomiolisis”. Este es un rápido desgaste del tejido muscular que resulta al estar la persona acostada completamente inmovilizada por un número de horas. La compresión experimentada por los músculos hace que el tejido comience a desintegrarse. Los productos químicos que son producidos por esta desintegración caen en el torrente sanguíneo y causan una reacción en cadena de daños en otros órganos. Esta es la principal causa de insuficiencia renal. Si la diálisis no se ha iniciado a tiempo, la persona puede morir. También se puede producir daño en el corazón, incluyendo infartos.
El uso crónico por años de analgésicos puede tener un efecto perjudicial directamente en los riñones, dando lugar a la necesidad de diálisis o trasplante. No es el opio de los analgésicos lo que deshabilita los riñones, sino los analgésicos secundarios como el paracetamol.
A pesar de que esto sería suficiente para asustar a la mayoría de la gente a dejar de abusar de estos medicamentos, hay aún más riesgos que resultan de cuando se inhala, se inyecta o se consumen estos fármacos. Continúe leyendo para más información.